Era un domingo normal, empezó la misa, para mí era como cualquier otro domingo, entonces llegó el momento de mirar el pan transubstanciado en la Carne Santa de nuestro Señor, lo miro en las manos del sacerdote mostrando el Santo Sacrificio al Padre Todopoderoso y es entonces que oró en
silencio:“Padre Eterno, Señor mío y Dios mío, gracias por el Cuerpo de tu precioso Hijo nuestro Señor Jesucristo, que con mucho dolor y angustia dejó Su Cuerpo por todo el camino hacia el Gólgota, todo para la salvación de muchos, gracias Padre por Jesús.”
Luego, hice la misma oración mientras miraba la copa con el vino, mientras el sacerdote lo elevaba el vino se transubstanciaba en la Santa Sangre de nuestro Señor, fue entonces cuando oré en
silencio:
“Padre Eterno, Señor mío y Dios mío, gracias por la Sangre de Tu precioso Hijo nuestro Señor Jesucristo, que con mucho dolor y angustia derramó Su Sangre por todo el camino hacia el Gólgota, todo para la salvación de muchos, gracias Padre por Jesús.”
…
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