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La cruz y los clavos fueron del Hijo y de María; crucificado el Hijo, también estaba crucificada la Madre. En efecto, porque como dice san Bernardo, lo que hacían los clavos en el cuerpo de Jesús, lo …Más
La cruz y los clavos fueron del Hijo y de María; crucificado el Hijo, también estaba crucificada la Madre. En efecto, porque como dice san Bernardo, lo que hacían los clavos en el cuerpo de Jesús, lo hacía el amor en el corazón de María; de manera que, como escribe san Bernardino, al mismo tiempo que el Hijo sacrificaba el cuerpo, la Madre sacrificaba su alma.
DE LAS GLORIAS DE MARIA DE SAN ALFONSO MARÍA