¿Qué pecados impiden comulgar?

¿Se puede comulgar si has cometido pecados veniales?

31.07.2013
Julio de la Vega-Hazas

San Pablo expresó con contundencia que no todos están en condiciones de recibir la Comunión: Examínese, por tanto, cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz, porque el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación (I Cor 11, 28-29). Estas palabras ponen de relieve la gravedad del asunto, pero no proporcionan un criterio claro de cuándo uno es digno y cuándo no. Por eso, omo tantas otras, esta cuestión también fue sometida a debate.

Da la impresión, sin embargo, que los destinatarios de la carta –los corintios- ya tenían alguna idea al respecto. Es pues importante ver las fuentes conocidas de la vida de la Iglesia primitiva. A finales del siglo I o principios del II se escribió la llamada Didache(o “Doctrina de los Doce Apóstoles”), en la que se habla bastante de la Eucaristía. Tras señalar que el sacramento es solo para los bautizados, añade la siguiente frase: Quien sea santo, acceda; quien lo sea menos, haga penitencia. Aunque necesite una ulterior precisión, sigue siendo un criterio válido, a la luz del cual se entiende lo que está establecido.

Se podría obrjetar, y con razón, ¿pero quién puede decir que es santo? Libre de todo pecado, nadie. Por eso el acercamiento a la Comunión debe ser penitencial, para purificarnos cuanto podamos. Lo propio es recibir la comunión cuando ya hay una comunión del alma con el Señor.

Ahora bien, hay diversas situaciones, como también hay distintos tipos de pecados. El pecado mortal rompe del todo esa comunión, y en este caso la penitencia requerida pasa por la recepción del sacramento de la Penitencia como condición previa.

Por eso establece el Código de Derecho Canónico que quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave, no celebre la Misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental (c. 916) (las excepciones se refieren a necesidades sin posibilidad de recibirlo, en cuyo caso debe haber un acto de contrición perfecta y el propósito de confesarse cuanto antes: o sea, en todo caso se recibe en gracia de Dios, aunque no haya más remedio que posponer la confesión).

Una aclaración al respecto puede ser pertinente: no hay penitencia verdadera ni confesión válida sin propósito de enmienda; es lógico, en caso contrario sería una pantomima. Esto sirve para entender por qué no pueden acceder a la Comunión personas que están y quieren seguir estando en una situación habitual de pecado.

Queda el pecado venial. Nadie escapa de cometer alguno, y pretender estar libre de todo pecado venial resulta presuntuoso. En la historia de la Iglesia existió un puritanismo católico, llamado jansenismo (lo creó un tal Cornelius Jansen), que en este sentido restringía mucho la comunión. Fue rechazado por la Iglesia, pero dejó sentir su influencia, hasta que el Papa San Pío X borró sus vestigios hace un siglo. Con razón: no va por ahí la penitencia requerida.

En estos casos –cuando se está en gracia- la penitencia es la interior, la cual se incluye en la liturgia. El pecado venial no impide la Comunión –al contrario, es alimento interior que da fuerzas para combatirlo-, pero, a la vez, para perticipar dignamente en los sagrados misterios… comencemos por reconocer nuestros pecados. Palabras familiares para quien asiste a Misa, que van seguidas por un acto de contrición de lo más completo. Luego, la preparación inmediata nos recuerda que vamos a comulgar como invitados y que no somos dignos de recibirle; en cierto modo, también son palabras de contrición. Es interesante comprobar que, en la celebración de la Comunión fuera de la Santa Misa, la liturgia es mucho más breve, pero incluye estas dos partes penitenciales, las mismas.

En resumen. Para comulgar, hay que estar en gracia de Dios. Aún estándolo, nunca somos dignos del todo de recibir al Señor. Eso no es obstáculo para comulgar, pero la dignidad del sacramento postula que procuremos hacernos lo más dignos posible.

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Germen
Nunca nuestra alma estará tan digna de recibir a Jesús Sacramentado, pero procuremos recibirlo con la mayor limpieza de conciencia, con el mayor amor, fe y fervor que podamos. Jesús nos ama tanto, tanto que si lo supiéramos de verdad, caeríamos a sus pies para recibirlo de rodilla con el corazón contrito, humillado y agradecido. Sigamos fomentando el sacramento de la confesión. Volvamos a Jesús …Más
Nunca nuestra alma estará tan digna de recibir a Jesús Sacramentado, pero procuremos recibirlo con la mayor limpieza de conciencia, con el mayor amor, fe y fervor que podamos. Jesús nos ama tanto, tanto que si lo supiéramos de verdad, caeríamos a sus pies para recibirlo de rodilla con el corazón contrito, humillado y agradecido. Sigamos fomentando el sacramento de la confesión. Volvamos a Jesús y su luz irá penetrando los rincones más íntimos de nuestra conciencia y purificando nuestra alma.
LAS BUENAS CONFESIONES LLEVAN LAS ALMAS AL CIELO, LAS LLEVAN A JESÚS QUE ES EL CIELO. 👏 👍 😇
Knights4Christ
✍️ Es necesario recordar que debemos de adquirir el habito de hacer el examen de conciencia diario. Como la Virgen nos ha advertido que mas pecadores caen en el Infierno por los pecados de la carne se debe de hacer énfasis en el examen de conciencia en no violar el 6 y 9 mandamiento ya que la Biblia nos dice que la voluntad de Dios es nuestra santificación y que nos apartemos de las inmoralidades …Más
✍️ Es necesario recordar que debemos de adquirir el habito de hacer el examen de conciencia diario. Como la Virgen nos ha advertido que mas pecadores caen en el Infierno por los pecados de la carne se debe de hacer énfasis en el examen de conciencia en no violar el 6 y 9 mandamiento ya que la Biblia nos dice que la voluntad de Dios es nuestra santificación y que nos apartemos de las inmoralidades sexuales.
Los Diez Mandamientos son
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas
2. No tomarás el nombre de Dios en vano
3. Santificarás las fiestas
4. Honrarás a tu padre y a tu madre
5. No matarás
6. No cometerás actos impuros
7. No robarás
8. No dirás falsos testimonios ni mentirás
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros
10. No codiciarás los bienes ajenos


San Alfonso Maria de Ligorio afirma: "Santa Teresa recomendaba a los predicadores: Predicad, predicad, sacerdotes contra las malas confesiones, pues por malas confesiones se condenan la mayor parte de los cristianos "
Don Bosco afirma 477 El sacerdote nunca va solo, ni al cielo ni al infierno. (Lemoyne, 101).

478 Uno de los más graves errores de la pedagogía moderna es, no querer hablar de las máximas eternas, sobre todo de la muerte y del infierno. (II, 214).
479 Los que se dejan vencer por las pasiones, sorprendidos por la muerte y sepultados entre las llamas eternas del infierno, gemirán desesperados: ¡nsensatos de nosotros, nos equivocamos!. (II, 363).
480 Son más numerosos los condenados que se confesaban, porque aún los malos, alguna que otra vez se arrepienten, pero son en mayor número los que no se confiesan bien. (VI, 903).
481 Las causas principales de tantas condenaciones, son: malas compañías, malos libros y costumbres perversas. (IX, 182).
482 La causa por la cual la mayoría de la gente se condena, es la falta del firme propósito de enmienda en sus confesiones. (X, 56).

Al Respecto Don Bosco nos aconseja hacer buenas confesiones: 249 Que cada confesión sea tan sincera como si fueses la última de vuestra vida. (XIII, 418).
192 Mostradme un jovencito que frecuente la Confesión y Comunión; lo veréis florecer en su juventud, llegar a una edad viril y alcanzar, si así place a Dios, la más avanzada edad, con una conducta que será para ejemplo de quienes lo conocen. (VI, 145).

193 Quien no se acerca a la Comunión con un desprendimiento de afectos mundanos y no se arroje incondicionalmente en los brazos de Jesús, no podrá sacar los frutos que teológicamente se sabe que deben ser los efectos de la Comunión. (XI, 278).
197 Un joven de Confesión y Comunión frecuente, impresiona mucho más a sus compañeros que cualquier sermón. (III, 163).

198 Un consejo para ser feliz: evitar el pecado y frecuentar la Santa Comunión. (XVI, 26).

Aconseja 235 Miguel Magone: No os dejéis engañar nunca por el demonio callando por vergüenza algún pecado en la confesión. Yo os aseguro, jóvenes muy amados, que mi mano tiembla al trazar estos renglones ante el solo pensamiento de que gran número de cristianos se pierden eternamente por no haber declarado con sinceridad sus pecados en la confesión. (, Cap.V).
229 Si alguien, repasando su vida anterior, recordase que ocultó algún pecado en sus confesiones, o tuviere la más leve duda acerca de la validez de alguna de ellas, le aconsejo con el mayor encarecimiento: Amigo, por amor de Jesucristo y por la preciosa Sangre que derramó para salvar tu alma, te suplico que arregles el estado de tu conciencia en la primera oportunidad en que te acerques a confesarte, exponiendo con sinceridad todo lo que inquieta tu alma como si te hallases en el momento de la muerte. (Miguel Magone, Cap. V).