03:34
5º DOMINGO DE CUARESMA Sor Mª Celina. Cristo, compasivo y misericordioso, defensor de los débiles y salvador de los pecadores, aleja de mi corazón todo juicio y condenación. Hazme partícipe de tu …Más
5º DOMINGO DE CUARESMA Sor Mª Celina.

Cristo, compasivo y misericordioso, defensor de los débiles y salvador de los pecadores, aleja de mi corazón todo juicio y condenación. Hazme partícipe de tu Misericordia, Y ábreme el oído: Anda y en adelante no peques más: porque puedo poner en peligro mi fe.
Marcelino Champagnat
Cristo, compasivo y misericordioso.
Marcelino Champagnat
Cristo, compasivo y misericordioso, defensor de los débiles y salvador de los pecadores, aleja de mi corazón todo juicio y condenación. Hazme partícipe de tu Misericordia, Y ábreme el oído: Anda y en adelante no peques más: porque puedo poner en peligro mi fe.
3 más comentarios de Marcelino Champagnat
Marcelino Champagnat
Jesús se incorporó y le preguntó:
-- Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?
Ella le contestó
-- Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
-- Tampoco yo te condeno. Anda y adelante no peques más.
Marcelino Champagnat
El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
Marcelino Champagnat
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 8, 1- 11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al Monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y colocándola en medio, le dijeron:
-- Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés …
Más
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 8, 1- 11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al Monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y colocándola en medio, le dijeron:
-- Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adulteras: tú, ¿qué dices?
Le preguntaban esto para comprometerlo, y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
-- El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y se quedó solo Jesús y la mujer en medio de pie.
Jesús se incorporó y le preguntó:
-- Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?
Ella le contestó
-- Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
-- Tampoco yo te condeno. Anda y adelante no peques más.